martes, 2 de agosto de 2011

LA IZQUIERDA, ENTRE EL REALISMO Y LOS PRINCIPIOS. Reflexiones ante la Conferencia política del Psoe.

"Lo que necesitamos es la síntesis del pensamiento práctico y la lucha idealista"
Con la cita del histórico líder socialista Willly Brandt, comienza una larga reflexión de varios diputados alemanes e ingleses sobre las causas de la crisis electoral y política que sufre la izquierda europea, y sobre las consecuencias que está teniendo sobre la economía, el empleo, la construcción europea y el mantenimiento del Estado de Bienestar, santo y seña de Europa en el mundo.

La falta de un nuevo ideario adaptado a las sociedades modernas, y por otro lado la renuncia a aspectos históricos de la izquierda, que tantos éxitos le han dado (progresividad fiscal, control democrático del sistema financiero, defensa del sector público, construcción política y económica de Europa), han permitido importantes victorias electorales a la derecha. En palabras de los citados diputados: "con la aceptación de la tercera vía de Blair y Schroeder la socialdemocracia se incorporó acríticamente a la nueva globalización del capitalismo: "Se pensó que una vez caído el Muro de Berlín avanzábamos a un mundo donde los mercados por sí mismos eran capaces de regular la economía, el empleo, los servicios a los ciudadanos, la calidad de vida en definitiva”. Nada más equivocado. La reciente crisis está evidenciando todo lo contrario, el capitalismo desregulado nos puede llevar al abismo.

  En España y en algunos  países de la periferia europea no estamos igual que en los países de los diputados de referencia. Estamos peor. Por ello, la Conferencia Política que el PSOE va a celebrar los primeros días de octubre es una cita clave para reflexionar sobre los problemas de la izquierda y para rearmar nuestro programa y discurso en medio de una tremenda crisis económica, y de una ofensiva extraordinaria de la derecha económica y política contra cualquier opción de progreso.

En este artículo queremos exponer cinco cuestiones, que sin pretender ser originales, nos parecen relevantes de cara a esta Conferencia:


APUESTA POR UNA EUROPA POLITICA, ECONOMICA Y SOCIAL
En la izquierda española, Europa siempre ha sido un referente democrático y social. Pero la insuficiente repuesta a los problemas de la crisis, y el marcado sesgo conservador que  están imprimiendo los  gobiernos de derechas, nos obligan a volver a poner en el centro de nuestra atención "el ·tema Europa”.

A raíz de la última reunión del Eurogrupo, se han dado tímidos avances hacia la constitución de un gobierno económico europeo. Pero la crisis económica, y especialmente la crisis de la deuda, han demostrado que solo una auténtica política económica europea puede dar estabilidad a las finanzas y poner coto a los especuladores financieros.

La emisión de eurobonos, el avance hacia un Tesoro Público europeo o una Agencia de rating independiente, son algunas de las muchas medidas que se pueden impulsar. Pero además, Europa necesita mostrar su cara social si queremos que los ciudadanos se identifiquen con el proyecto europeo. Debemos volver a la Agenda de Lisboa y hablar de políticas keynessianas para crear empleo, para ampliar la competitividad basándonos en la innovación tecnológica, la protección a las personas, la preservación del medioambiente, y la formación.
Hay que hacer una política europea comprensible para las personas, empezando por luchar por un liderazgo progresista.


LOS INGRESOS PUBLICOS, LA DEUDA Y EL ESTADO DE BIENESTAR
 Durante estos últimos años, coincidiendo con el boom de la especulación inmobiliaria y financiera, se ha producido una especie de carrera en las Administraciones Públicas hacia una desfiscalización de los ingresos. Bajar impuestos, e incluso tasas, formaba parte de la pugna política en las instituciones. Los ingresos de la construcción y el recurso a la deuda encubrían la realidad a la que ahora nos enfrentamos. Eso no puede volver a ocurrir. Nos jugamos el futuro del Estado de Bienestar (la sanidad, educación, dependencia...), la salida de la crisis creando empleo, y hasta una parte del modelo autonómico

Tenemos cinco millones de parados que son las auténticas víctimas de la crisis, y en consecuencia están en condiciones de exigir que  quien menos ha perdido, aporte más para la salida de la misma. Es lógico que se hable del Impuesto sobre riqueza Patrimonial, que se pida a la banca que aporte para la salida de la crisis que ellos contribuyeron a crear, que se graven las transacciones financieras,... además de toda una batería de medidas de progresividad fiscal que se pueden implantar, incluyendo la fiscalidad verde ,que en España está inexplorada.

A esta refiscalización tienen que contribuir las CC.AA. y los Ayuntamientos en la medida que les corresponda. Ahora bien, no podemos olvidar que en gran medida, nuestro sistema de protección social está vinculado al modelo de estado. La defensa de los sistemas protección e igualdad de los ciudadanos es irrenunciable, y por eso proponemos un gran pacto de estado que fije las reglas de mínimos de calidad y financiación de los mismos, sabiendo que su prestación corresponde a las CC.AA y ese es el origen de la mayor parte del gasto público.


EL EMPLEO COMO ESTRATEGIA.
Todos compartimos, especialmente los hombres y mujeres de la izquierda, que una sociedad con más del 20% de parados es una sociedad inviable. A pesar de esto, gobernando el PSOE en España, tenemos más de 5 millones de parados. Indudablemente en la situación influyen factores exteriores, y existen aspectos relacionados con la herencia recibida de los gobiernos de Aznar, pero aun así, todo ello no puede justificar los datos de este drama.

Algo hemos hecho mal, y lo tenemos que reconocer. Quizá haber hecho oídos sordos a la fantasía del empleo en la construcción, o en los servicios vinculados. Tal vez haber permitido un relajamiento en la formación de nuestros jóvenes, o no haber sabido impulsar suficientemente las infraestructuras tecnológicas, de innovación o de los nuevos yacimientos de empleo.

Parece básico rescatar la Estrategia de Lisboa, que en el ámbito europeo equivaldría a recuperar los objetivos el Fondo Social Europeo. Pero también será necesario el impulso de políticas de inversión pública en infraestructuras físicas y tecnológicas. Consideramos urgente la elaboración de un “ Plan E” para el Empleo Juvenil, que cuente con la participación del Gobierno del Estado, las CC.AA. y los Ayuntamientos.



MEJORAR LA CALIDAD DEMOCRATICA Y EL PRESTIGIO DE LA POLITICA.
Una parte de la ciudadanía percibe la política y los políticos como algo extraño a sus intereses y preocupaciones. El eslogan del 15M “no nos representan” puede ser injusto, pero expresa con claridad un sentimiento de desapego hacia los representantes políticos, y en el fondo hacia el funcionamiento del sistema democrático.
El sistema electoral español es manifiestamente mejorable. Tiene que hacerse en profundidad, modificando la ley electoral y la Constitución, para perfeccionar la proporcionalidad, facilitar las iniciativas populares, potenciar el Senado, o avanzar hacia las listas abiertas.
Hay abordar con valentía el papel de los ayuntamientos en la España del siglo XXI, y adaptar su número a la realidad territorial. Facilitar la participación y el control vecinal, y conseguir un pacto sobre su financiación que permita prestar con solvencia los servicios que demandan los ciudadanos, apartándolos de la necesidad de recurrir a los ingresos derivados del urbanismo para su financiación.
Pero no nos engañemos, el mensaje del 15M va también dirigido hacia el funcionamiento de los partidos políticos. La extensión de las “redes sociales” está suponiendo cambios fundamentales en cuanto al acceso y trasmisión de la información, y las formas de participación social. Esta “democracia horizontal”, como la definió Nicolás Sartorius, está poniendo de manifiesto la obsolescencia de los rígidos procedimientos de funcionamiento interno de los partidos, ampliamente superados por las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para interrelacionarse con los ciudadanos. Hay que abandonar el concepto de partido político como “propiedad privada de sus militantes”, para pasar a otro de “patrimonio público de los ciudadanos”. Los socialistas debemos hacer un esfuerzo porque se recupere la ética de la política.


EL MEDIO AMBIENTE COMO UN DERECHO SOCIAL: EL PLANETA NO PUEDE ESPERAR.
La sostenibilidad, la conservación del Medio Ambiente y la biodiversidad, tiene que ser considerado un derecho fundamental de las personas, y los socialistas debemos asumirlo con el mismo nivel de prioridad que otros derechos básicos de más antigua tradición en la izquierda.
No podemos salir de la actual situación con el mismo modelo de crecimiento ambientalmente insostenible que está provocando la mayor crisis ecológica de la historia: el cambio climático. Es preciso que las políticas ambientales pasen a un primer plano en la actuación política.
Hay que iniciar una revolución Energética, coordinada con los gobiernos de toda Europa, basada en el ahorro, la eficiencia energética y las energías renovables, que además supondrá una fuente de creación de empleo. Rechazamos la energía nuclear como alternativa de futuro, procediendo a un cierre gradual de las centrales existentes a medida que finalice su vida útil establecida en el momento de su construcción.

Una ordenación del territorio racional, que avale la conservación de la biodiversidad, el paisaje, y los espacios naturales, es la garantía para un desarrollo equilibrado de otras actuaciones sectoriales como las infraestructuras, la agricultura, o el urbanismo.

EPILOGO
No existen soluciones fáciles a problemas difíciles. El mundo, la democracia, la izquierda y las sociedades modernas, se encuentran en un momento complicado. Pero si logramos la síntesis entre el pensamiento práctico y nuestros ideales, seguro que la razón se impondrá. Y los socialistas, la tenemos.

Martín Berriolope   y     Javier García – Oliva

martes, 5 de julio de 2011

DEBATIR SIN HACER TRAMPAS

Desde la celebración de las Elecciones, el pasado 22 de mayo, en el seno del PSC -PSOE se han celebrado diferentes reuniones de los órganos de dirección, así como comparecencias públicas de los máximos dirigentes del Partido. Se trataba de analizar los resultados y lógicamente de trazar una guía para la acción política inmediata.

Como era de esperar, dados los lamentables resultados en las urnas, un importante bloque de militantes ha manifestado su contrariedad por los resultados y como en cualquier organización democrática que se precie, se han exigido responsabilidades a las personas que durante el pasado ciclo político, han dirigido los pasos del PSC.

La propuesta era clara y sobre todo sencilla: frente al desastre electoral, primero analizar las causas, segundo reorientar la estrategia y tercero elegir una dirección que sea creíble para los ciudadanos en esta nueva etapa. Y todo ello en la misma secuencia, fundamentalmente porque en pocos meses tendremos una nueva cita electoral, y a nuestro juicio debe ser la primera oportunidad para iniciar la recuperación electoral del Partido.

Pero no ha sido posible. En el PSC se quiere imponer una "hoja de ruta", sin más misterio ni contenido que prolongar la actual situación mientras se espera la llegada de tiempos más benévolos. Se rompe así una tradición ética del PSOE que va desde Almunia, Simancas o Montilla, hasta los tres candidatos a presidentes de las Juntas Generales en las diputaciones vascas. Y lo que es peor aún, acarrea un gravísimo retraso en la recomposición del partido e incrementa la situación de agonía que empieza a notarse en el mismo. No es creíble la constante apelación a la reflexión que se hace, sin presentar ni un papel, sin un documento, sin un informe, y sobre todo con las agrupaciones que se controlan cerradas a cal y canto.

No debemos permitir que en el tenso debate interno que se está produciendo en el PSC, nos hagamos trampas a nosotros mismos. Porque hacer trampas y jugar con los sentimientos de las personas es intentar que se confunda una lógica exigencia de responsabilidades políticas con un ataque personal. Los ataques personales y la descalificación gratuita deben ser desterrados de nuestro debate interno, pero la exigencia de responsabilidades no solo es política y éticamente inexcusable, sino que es condición indispensable para que nuestros mensajes sean creíbles por la ciudadanía.

Necesitamos lanzar un claro mensaje político a los cántabros. Y el mensaje más claro que podemos enviar actualmente es la renovación de la dirección del PSC – PSOE. En primer lugar porque no es posible una estrategia nueva si la desarrollan las mismas personas, en segundo lugar porque tenemos que lograr que los ciudadanos nos escuchen, algo que tal y como demuestran los resultados electorales no ocurre ahora mismo. Y en tercer lugar porque no es posible una política avanzada sin dirigentes creíbles.

Podemos y debemos reflexionar, pero para impulsar la acción, no para congelar el movimiento. Aunque a alguien le suene a rancio, la vieja receta de la izquierda de acción, reflexión, acción sigue siendo plenamente válida hoy, también en Cantabria, de tal manera que refugiarse en genéricas llamadas a la reflexión solo es una excusa para asaltar la buena fe de algunos.


Vivimos momentos muy duros para los ciudadanos y para los partidos de la izquierda. La gobernanza europea nos impulsa al monetarismo y la desprotección social. Las instituciones económicas y financieras nos conducen a un adelgazamiento del estado que de no pararlo, acabará con el estado de bienestar. El cambio climático ha desaparecido del debate público, mientras la crisis ambiental sigue agravándose. Y la política, tal y como la hemos conocido, tiene su popularidad bajo mínimos.

En Cantabria tenemos mayorías de la derecha en prácticamente todas las instituciones, y vamos a tener que competir electoralmente de nuevo contra el PP y contra el PRC. Y además vamos a enfrentarnos con un pensamiento que habla de deuda y despilfarro de las CC.AA., incluida la nuestra, cuando en realidad lo que se quiere imponer es la reducción de las prestaciones de los grandes servicios públicos, sanidad, educación, dependencia, defensa del medio ambiente,....cuestiones todas ellas que están en el fondo del gasto público regional.

Tenemos una ardua tarea por delante, somos el gran referente de los progresistas, y por lo tanto estamos obligados a ser honrados con nosotros mismos. No nos hagamos trampas, porque no hay tiempo que perder.

Martin Berriolope y Javier Garcia - Oliva

miércoles, 25 de mayo de 2011

MANIFIESTO para la recuperación de la izquierda

Los resultados electorales obtenidos por el PSC – PSOE son los peores de su historia, y confirman un declive largamente anunciado al que no se ha querido poner remedio por los actuales dirigentes.
No nos extraña este resultado a quienes hemos seguido de cerca la evolución política y la vida orgánica en los últimos años, aunque resulta muy difícil de justificar en el caso de un partido que ha participado de un gobierno cuya gestión fue bien valorada por la opinión pública. La decadencia del PSC dio sus primeros síntomas hace ocho años, se agravó hace cuatro, y ahora muestra un agotamiento sin precedentes.
Las políticas desarrolladas por la parte socialista del gobierno aprobaron en todas las valoraciones que periódicamente revelaron los estudios de opinión. La educación, la sanidad, los servicios sociales, la economía o la i+D+I, el abastecimiento de agua, experimentaron un avance en Cantabria durante estos años de gobierno de coalición. Pero mientras esto ocurría, los socialistas hemos perdido la mitad de la representación institucional, y nuestro socio de gobierno ha crecido de forma sostenida.
Es el momento de preguntarse porqué si el gobierno aprobaba de forma colectiva, y si la política específicamente desarrollada por los socialistas fue bien valorada por los ciudadanos, y además nuestro socio ha crecido ¿Cuál es el motivo de que nosotros fracasemos electoralmente?
Posiblemente han existido varias causas. Se podrá decir que la crisis económica y el desgaste del gobierno nacional han influido en el resultado. También se puede argumentar que el populismo del Sr. Revilla ha sido difícil de contrarrestar, o que hemos tenido dificultades para explicar el alcance real del cambio político en la región. Pero todo esto es totalmente insuficiente y una justificación interesada. Porque un proyecto político que decrece en tres confrontaciones electorales sucesivas, o es un proyecto equivocado por sí mismo, o la dirección que lo pilota no es la adecuada.
Si una cosa ha quedado clara en todo este tiempo ha sido la radical ausencia de dirección política en el Psc-Psoe. Algo que propició un proyecto político que siempre ha dado la impresión de estar subordinado al empuje de otros, perjudicando extraordinariamente el liderazgo de nuestros dirigentes como han reflejado claramente las encuestas, hasta el extremo de indicar que la mayoría de los ciudadanos que tenían intención de votar al PSOE preferían ver en la presidencia a Revilla antes que a Lola Gorostiaga .
Esta impresión de subordinación y falta de liderazgo se incrementó de forma muy notable en el último año. La extraña convocatoria de una manifestación en Monzón de Campos contra el gobierno socialista de España por las obras del AVE, o la falta de contundencia en la respuesta a las declaraciones de Revilla en las que afirmaba que nos echaba del gobierno, por citar solo dos hechos públicos, evidenciaron la ausencia de un proyecto propio compatible con el mantenimiento de pactos y acuerdos entre partidos.
No es ahora el momento de los reproches, pero si de sentar las bases del futuro.
Para ello, para replantearse el proyecto de los progresistas de la región, hay que aclarar que los pactos son una pieza de la práctica política, ahora los municipales, pero la opción es luchar por la mayoría electoral de la izquierda.
El resultado electoral ha evidenciado que el aserto de que si a Cantabria le iba bien no importaba que los socialistas perdieran, es falso. El resultado electoral del 22 M evidencia que son hechos inseparables, salvo que se busque una argucia política para ocultar lo que realmente ocurre: el fracaso de un proyecto y de una dirección que ha tocado fondo, y ha situado al PSC fuera del escenario de alternativa de gobierno.
No es ajena al resultado electoral la dinámica orgánica del partido desde el último Congreso Regional. Un proceso que comenzó antes, pero que tuvo su máxima expresión entonces cuando se impuso la regla de aplicar la mayoría excluyente a cualquier precio. Se sentaron así las bases para trasladar la supuesta división interna a las Agrupaciones mas importantes (Santander, Torrelavega, Castro, Piélagos, ... etc), y se abrió la dinámica perversa de bloques repartidos entre leales (a Lola) y desleales (los que no apoyamos a Lola).

De forma incomprensible, hemos debilitado nuestra propuesta municipal no por una lógica de buscar la mayoría electoral del PSC, sino por la imposición de la mayoría orgánica, por mandar dentro de la organización.
La imposición de una mayoría excluyente ha tenido otras consecuencias nocivas, por ejemplo el haber convertido los órganos de dirección en totalmente inoperantes. Ni la Permanente es la dirección diaria, ni la Comisión Ejecutiva es la dirección política, ni el Comité Regional es el órgano que sanciona o rechaza las directrices de la política regional.

Una dirección que, a cambio de nada, ha confrontado en las Agrupaciones más importantes, que no ha dudado en eliminar a cualquier compañero/a de los órganos de dirección por la más mínima discrepancia, o que ha reducido su ámbito de decisión a la mínima expresión, no es creíble. La consecuencia directa ha sido llevar al Partido a una situación de irrelevancia política como nunca se ha dado en Cantabria. Y así lo han entendido los ciudadanos sucesivamente.

Construir un proyecto progresista en Cantabria pasa también por entender que existe un clamor ciudadano que pide profundizar y ampliar el sistema democrático. En democracia el trabajo en las instituciones es fundamental, pero no puede distraernos de la realidad cotidiana de la calle, donde los jóvenes, los parados, los estudiantes, los jubilados, los preocupados por el medio ambiente, están reclamando más y nuevos cauces de participación, y a los que estamos obligados a dar soluciones reales, alejadas de una retórica que no convence.

El futuro del Psc-Psoe empieza hoy, pero sería una temeridad que lo pilotaran, los que tienen la máxima responsabilidad de que nos encontremos en la grave situación actual. Es el momento de hablar claro, y también de la generosidad.
Desde la reflexión, la lealtad y la responsabilidad que ejercemos como militantes del Psc-Psoe CONCLUIMOS que:
1º Los pactos entre partidos son buenos si lo demanda la gobernabilidad de los ayuntamientos, y sirven para desarrollar un proyecto progresista para las ciudades y municipios. Pero no pueden servir para que uno de los socios del gobierno local se beneficie en perjuicio del otro.
2º El pacto en Cantabria contribuyó al avance de la región, y también demostró la incapacidad de la dirección del Psc-Psoe para lograr que los electores nos identificaran como protagonistas de estos avances.
3º Es preciso lograr un acuerdo interno que, desarrollando las posibilidades que ofrecen los Estatutos (Comisión Gestora), aborde la situación pos-electoral, ordene la posible celebración de primarias, e inicie el camino hacia un Congreso Extraordinario que sirva para reorientar decididamente el proyecto político de los socialistas para Cantabria.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

¡San Antonio, protege el Bisonte!


Los japoneses no tienen ni idea de lo que son las anchoas de Santoña. Ni les suena de nada los sobaos pasiegos. Tampoco reconocen el nombre de nuestro presidente. Incluso son incapaces de situar en el mapa de España a Cantabria infinita.

La segunda potencia económica del mundo y protagonista de una cultura milenaria tiene un impresionante Museo Nacional del Arte. Es el museo más antiguo y más grande de Japón. Está localizado en el Parque Ueno, en Tokio, y alberga una extensa colección de más de 110 mil objetos de valor arqueológico y artístico de varias eras de Japón y otros países. Y en aquel museo, en lugar destacado, marcando el inicio de lo que es un recorrido por la historia del arte de la humanidad, aparecen las pinturas de Altamira, como símbolo universal del despertar del Hombre a todo lo que es cultura.

Ocultas y protegidas en las cuevas de Altamira, las pinturas han resistido 15.000 años todo tipo de avatares geológicos y humanos, constituyendo un Patrimonio de la Humanidad asombroso. “Parecía que las rocas bramaban….. Mugían solos, barbados y terribles bajo una oscuridad de siglos.” escribió Alberti, impresionado después de contemplar los bisontes dibujados en la gruta.

En los últimos años, el trasiego de visitantes por el interior de las cuevas alteró el microclima de estas, elevando la temperatura, y haciendo proliferar bacterias y hongos que atacaron las pinturas, y pusieron en riesgo su conservación.

Las Cuevas de Altamira se cerraron definitivamente a las visitas 2002, en una decisión responsable que pretendió preservar para las generaciones futuras el tesoro legado por los primeros artistas habitantes de Cantabria.

Así estábamos cuando el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, a petición del Patronato de Altamira, realiza en este año 2010 un informe que concluye desaconsejando de manera rotunda que las cuevas se reabran, ni siquiera a pequeños grupos de visitantes, porque no podría garantizarse la supervivencia de las pinturas.

Y se organiza en la región el gran debate: Altamira debe abrirse al público sí, o sí. Opinan algunos que “cerradas a los visitantes ¿para que nos sirven?”, dando por hecho que todo aquello que no pueda ser explotado con carácter inmediato carece de valor. ¿Para que nos sirven las dunas de Liencres, si no se puede pisar su vegetación, ni utilizar su arena para argamasa? ¿Para qué nos sirve Oyambre, si no podemos urbanizar o levantar hoteles en sus terrenos?.

A la vista de la firmeza del Ministerio de Cultura, que apoyándose en los expertos del CSIC se resiste a que se pongan en riesgo las pinturas con la apertura de las cuevas, se somete a discusión pública una segunda opción: que puedan ser visitadas por un reducido número de personas. Un selecto club de elegidos, y el resto, hasta cinco al día, por orden de inscripción. El razonamiento es el siguiente: si las pinturas no tienen asegurada su conservación, “primero están los que viven ahora”, aunque nos las carguemos seguramente en menos de cien años. Damos por hecho que Obama será uno de los visitantes elegidos. El Papa, que a lo mejor genera algo más de polémica, podría ser otro. Y el resto ya se verá, según convenga. ¿A quién?. Los demás, cántabros de a pié, por riguroso orden de inscripción, y que a una media de cinco al día les llegaría el turno, a los últimos de los que ahora se apunten, en unos 274 años. Demasiado tiempo, porque incluso conservando tantísima paciencia y salud, entonces ya no habrá pinturas rupestres que admirar.

A esta vertiginosa altura habíamos llegado discutiendo la gestión sostenible de los recursos del patrimonio cántabro, cuando hace su aparición en escena la Cofradía Regional de la Adoración Perpetua para arrojar luz sobre el tema, y de paso, revelarnos su visión del concepto de Patrimonio de la Humanidad: como el “prao” es cántabro, y las cuevas y pinturas están en él, solo los cántabros podemos decidir que hacemos con ellas. Por tanto, que nos entregue inmediatamente el Ministerio de Cultura las competencias que aún tiene sobre Altamira, que aquí nos bastamos solos.

Confiemos que no proponga lo mismo el Ayuntamiento de Santillana, o la Junta Vecinal, porque a lo mejor resulta que el “prao“ es más suyo todavía.

Además de esta universal visión de Altamira, la Cofradía nos desvela las ocultas intenciones del Ministerio de Cultura: quieren hacer de las cuevas “un cortijo exclusivo del Estado”. ¡Acabáramos! Si con decir que son de Madrid y que nos tienen envidia lo hubiéramos entendido a la primera. ¡Que ya conocemos el contubernio que hay montado ahí fuera en contra nuestra!

Así que dado el panorama que se divisa desde Cantabria infinita, alivia comprobar que en España existen organismos como el CESIC, de incuestionable (fuera de Cantabria) rigor y prestigio. Y tranquiliza saber que al frente del Ministerio de Cultura se encuentra una política que impondrá la sensatez, basándose en la opinión de los expertos. Porque de no ser así, más valdría que empezáramos con urgentes rogativas a san Lucas, patrón de los artistas, o a san Antonio, protector de los animales, para que nos conserven los bisontes cantabros de Altamira. Por muchos años, amén.

viernes, 15 de octubre de 2010

Reverdecer la Izquierda

Durante los últimos meses, la política nacional y de los países próximos se ha visto fuertemente condicionada por la crisis económica y financiera internacional. Un contexto en el que la izquierda no se ha encontrado cómoda. “Fracasa en capitalismo, y se hunde la izquierda. ¿Hay quién lo entienda?” se preguntaba “El Roto” en una de sus geniales viñetas. La necesidad de que los estados hayan tenido que salir con fondos públicos al rescate de entidades financieras privadas, y adoptar después duras medidas de restricción del gasto para tranquilizar un sistema financiero altamente especulativo, origen y causante de la propia crisis, es difícil de digerir desde posiciones progresistas.

Más aún al quedar en evidencia el estrecho margen de maniobra del que, aparentemente, disponen los gobiernos para aplicar políticas económicas propias, en un escenario fuertemente condicionado por las políticas comunes de la unión Europea y los mercados financieros internacionales. Algunas de las recetas aplicadas para la contención del gasto público han supuesto la gota que colma el vaso para los sindicatos, provocando la convocatoria de una huelga general.

La “melancolía” que recorre la izquierda contrasta con una cierta animación en la derecha, reavivada por los resultados de algunas encuestas de intención de voto. No conviene perder de vista sin embargo, que situaciones así se producen muchas veces por la abstención que se instala en el cuerpo social progresista, más que por los méritos propios de los conservadores. Ahí está Rajoy, con nula capacidad para generar ilusión o expectativas ciudadanas, pero manteniendo un nivel de fidelidad electoral digno de análisis. Por no hablar de la situación que se repite en Cantabria…

Como muy bien interpreta G. Lakoff “La gente no vota necesariamente por sus intereses. Votan por su identidad. Votan por sus valores. Votan por aquellos con quien se identifican” .Y en este sentido la derecha en España lleva ventaja : ha dispuesto de 40 años de dictadura para remachar un marco sólido de referencias a sus principios. Tal vez por ello, algunos de sus dirigentes más nítidamente reaccionarios, y enredados en evidencias de corrupción y financiación ilegal de su partido, pero que encajan a la perfección como garantes de los valores más conservadores no reciben, aparentemente, el repudio con la intensidad que sus comportamientos merecerían. El resultado general es sin embargo perverso: lejos de caer el peso del rechazo sobre los directos protagonistas de los comportamientos ilícitos, este se reparte entre toda la clase política, generando una gran desafección de la ciudadanía con la misma.

Sea como fuere, parece que los votantes de izquierda y progresistas son mucho más críticos y exigentes con sus líderes, al menos en España, que los votantes conservadores.

El Psoe ha evidenciado en los últimos gobiernos de Zapatero su nítido compromiso con la ampliación de los derechos sociales. Los avances en las políticas de igualdad de la mujer, de reconocimiento de derechos para los homosexuales, la ley del aborto, etc , son incontestables y no han tenido parangón en ningún otro momento de la historia de España. Sin embargo, en el caso de algunas de las últimas decisiones políticas adoptadas en el marco de la crisis, aunque intenten justificarse por la coyuntura, se ha percibido por algunos votantes progresistas como un distanciamiento de los valores propios, provocando un cierto desánimo entre la izquierda.

La presumible aparición en el panorama político español de un partido verde ha suscitado este verano considerable interés, y ha dejado en evidencia un importante flanco sin cubrir suficientemente por la izquierda. Si bien es cierto que no es la primera vez que en España aparecen partidos políticos “verdes”, en esta ocasión las circunstancias son algo distintas. Por primera vez los líderes de esta iniciativa son personas “reconocibles” dentro del ámbito ecologista, con dilatadas y valoradas trayectorias al frente de algunas de las más potentes organizaciones ecologistas de España. Además, la salida del gobierno de la ministra Cristina Narbona, y el difuminado perfil que ha ido adquiriendo desde entonces el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino ha provocado cierto desencanto en los ámbitos más sensibilizados con la conservación, que habían depositado muchas esperanzas en la política ambiental del primer gobierno de Zapatero.

En el barómetro del Julio del CIS, cuando se pregunta por la definición política a los encuestados, la opción ecologista (4,4%) es la cuarta mayoritaria, por detrás de socialista (18,1%), conservador (13,1%) y liberal (13,3%), situándose por encima de otras como nacionalista (3,8%) o feminista (1,4%). Pero además, resulta que como segunda opción, la ecologista es con diferencia la más elegida (5,1%) frente a las otras: socialdemócrata (3,8%) o conservador (2,0%).

Si se llegara a un escenario donde los grandes partidos no convencieran o ilusionaran suficientemente a su propio electorado, una opción ecologista podría quizá constituirse en una alternativa que captara votantes desencantados con sus opciones tradicionales.

No obstante, el apoyo real que en las urnas pueda tener una opción exclusivamente ecologista sigue siendo una gran incógnita. Lo que si parece fuera de dudas es la creciente preocupación de la sociedad española ante los temas ambientales.

La derecha, y en particular el PP, aunque repetidamente han intentado desarrollar actuaciones ambientalistas, sigue sin gozar de credibilidad en este campo, al revelarse dichas políticas, salvo honrosas excepciones, como meras realizaciones de escaparate. Ahí está, como paradigma del cinismo, el intento de construir la “Ciudad del Medio Ambiente” en Castilla y León, para lo cual se precisa destruir previamente un espacio de enorme valor ecológico. En el caso de Cantabria, tampoco parece que el regionalismo cántabro, equipado de un exiguo y además heterogéneo bagaje ideológico, pueda aspirar a ser un ejemplo en este campo.

La sensibilidad ecologista o conservacionista conecta mayoritariamente con opciones progresistas. “Los ecologistas no son de fiar- repetía hace años un alto cargo de la administración cántabra - porque son como las sandías: verdes por fuera y rojos por dentro”. Solamente la izquierda, y muy especialmente el PSOE, puede ser el referente en políticas de sostenibilidad, si logramos salvar viejos prejuicios que a veces han llevado a contraponer desarrollo y conservación. Sería triste que preocupados y ocupados en salir cuanto antes de la crisis económica, relegáramos el avance hacia la sostenibilidad a un segundo plano, porque precisamente será este último enfoque el que nos procure una salida a la actual situación. Recetas y medidas que pudieron ser eficaces a principio del Siglo XX, no sirven de igual manera en estos tiempos actuales. Ni siquiera en Cantabria, aunque sea infinita. Aquí, afortunadamente, tenemos por delante excelentes oportunidades para aplicar desde un gobierno progresista con competencias ambientales reunidas, un impulso nítido hacia un desarrollo sostenible, recogiendo además la demanda cada vez más extendida de hacer compatible el progreso y nuestro privilegiado entorno natural. Veremos.

martes, 9 de marzo de 2010

Un Pacto Regional para un cambio de modelo productivo

Hace apenas tres años nadie hubiera cuestionado un modelo de desarrollo que a los cántabros nos ha permitido alcanzar cotas de bienestar nunca antes conocidas. En los últimos años se ha producido un fuerte incremento del empleo, la renta per cápita ha aumentado, nuestras infraestructuras se han modernizado y hemos avanzado en la convergencia con Europa hasta superar la media en buena parte de los sectores.
Sin embargo, padeciendo en la actualidad las consecuencias de la crisis económica, aparecen de manera evidente las carencias de un modelo de desarrollo que ha fracasado en gran medida en el ámbito económico, en el ámbito social y en el ámbito ambiental. Un modelo que ha generado riqueza para muchos, pero que ha sumido en la miseria a gran parte de la humanidad, agigantando la diferencia entre las rentas más altas y las bajas. Un modelo ambientalmente insostenible, basado en el consumo indefinido y exponencial de unos recursos naturales limitados, y que está contribuyendo decisivamente a la mayor crisis ambiental de la historia: el cambio climático.
Ahora que algunos indicadores económicos sugieren que la crisis ha tocado fondo, y cuando los ultraliberales ya no recuerdan que hace escasos meses pedían la urgente intervención del estado en los mercados, sería un gravísimo error considerar la situación como un episodio cíclico más de los que ya hemos sufrido en nuestra historia. Es preciso comprender la necesidad de un profundo cambio estructural en nuestra economía y modelo de desarrollo, transitando desde ahora mismo hacia un modelo más sostenible, y actuando en los tres ámbitos de la sostenibilidad: el económico, el social y ambiental.
Frente al planteamiento profundamente conservador y arcaico que considera las cuestiones ambientales y de cohesión social como un obstáculo o inconveniente para el desarrollo y el crecimiento económico, debe imponerse otro modelo que se alimente y aproveche de ellos sabiendo encontrar ahí nuevas oportunidades y campos de expansión.
Los empleos verdes, ligados a la protección del medio ambiente, a la educación ambiental; a la gestión del suministro y depuración del agua; al reciclaje, reutilización y gestión de los residuos y por supuesto los vinculados al desarrollo de las energías renovables, se antojan como importantes generadores de empleo en el nuevo modelo económico. De igual modo los empleos blancos, consecuencia del desarrollo y ampliación de los derechos sociales tienen en España y Cantabria un gran potencial de crecimiento y requieren numerosa mano de obra. España es el país de la UE-15 que tiene un porcentaje menor de la población adulta trabajando en los servicios sociales del Estado del Bienestar, el 10,18%, frente al 14,93% de la UE-15 o el 23,8% de Suecia (Observatorio Social de España).
La Fundación Ideas, en su reciente informe “Ideas para una nueva economía” apunta que junto a sectores con gran potencial de crecimiento, como las TICs, la Biotecnología aplicada a distintos campos, o las Industrias Culturales (como la Universidad del español en Comillas) seguirán jugando un papel importante otros sectores tradicionales, que sin embargo deberán acometer una reorientación en esta fase de transición cuyo comienzo no se debe aplazar.
El ejemplo más claro es de la construcción. No se puede seguir construyendo vivienda nueva al ritmo y al precio que se estaba haciendo. Sin embargo, persiste una perentoria necesidad de viviendas para buena parte de la población, especialmente los jóvenes. En Santander, donde un mileurista tiene muy pocas posibilidades de encontrar una vivienda de alquiler, digna y asequible, y no digamos ya de comprarla, debería incentivarse la rehabilitación de edificios y la construcción y rehabilitación de viviendas de protección oficial.
El Gobierno de Cantabria está actuando en esta dirección en los últimos años, con numerosas medidas que sería prolijo enumerar en un artículo como este. Pero en el futuro inmediato, Cantabria debe despejar algunos grandes retos, como el modelo energético, apostando por la eficiencia energética (el consumo en España de toneladas equivalentes de petróleo por unidad de PIB es un 20% mayor que la media europea, y un 35% mayor que el de Alemania), y el desarrollo con determinación y definición programada de las energías renovables.
Queda pendiente aún pactar un modelo de uso del suelo. Después del avance histórico que supuso la aprobación en 2006 del Plan de Ordenación del Litoral (POL), la ordenación racional del territorio debe extenderse al resto de la región, para disponer definitivamente de un marco de ordenación que dé seguridad jurídica a los desarrollos urbanísticos e industriales, y garantice la conservación de los valores naturales, paisaje incluido.
La lucha contra el cambio climático debe convertirse en una prioridad que avance desde los planteamientos teóricos y comprometa firmemente a todas las administraciones, incluidas las locales, para acabar generando actividad económica. Sin olvidarnos del ámbito rural, al que no podemos condenar a una imparable despoblación, y donde habrá que pactar un específico y urgente plan de desarrollo sostenible.
A expensas de su desarrollo en un próximo artículo, el guión cántabro del cambio de modelo productivo podría resumirse en torno a los siguiente epígrafes: - La sustitución de los sectores en crisis (como la construcción) por nuevas actividades productivas. - El efecto de las energías renovables (eólica) sobre el desarrollo industrial y la innovación tecnológica. – Cómo transferir la innovación a las líneas concretas de producción. - El sector cántabro de la automoción y el coche eléctrico. - El empleo y la protección del medio ambiente. - Los empleos blancos y la ampliación de los derechos sociales. - El modelo territorial, el nuevo urbanismo y el Plan de construcción y rehabilitación. - Acuerdo para construir Ayuntamientos sostenibles, económica y ambientalmente.Estas y otras cuestiones, que dibujarán el futuro regional, no pueden acometerse con garantías de éxito sin el concurso de muchos. Parece conveniente pensar en un Pacto Regional para un cambio de modelo productivo, que comprometa al Gobierno, agentes sociales, sindicatos, agentes económicos, ayuntamientos y partidos, en torno al camino a seguir hacia una nueva y fortalecida economía de la región.